El corazón de Los Picos de Europa
Onís forma parte de los Picos de Europa, las cumbres más altas de Asturias, bellísimas montañas calizas que el marqués de Villaviciosa consiguió que se declarasen como el primer Parque Nacional del País.
Los Picos de Europa se organizan en tres macizos y concretamente Onís pertenece al llamado macizo occidental o de El Cornión, que está delimitado por los ríos Sella y Cares. Sus impresionantes cumbres son las segundas en importancia tras el macizo central, está coronado por la Torre Santa de Castilla (2.596 m) y en él se encuentran los conocidos lagos de Covadonga. El techo de Onís es el Pico Verdilluenga, nada menos que con 2.129 m.
Un paisaje levantado por la orogenia y modelado por el agua
Estas imponentes montañas de Los Picos de Europa se levantaron en la orogenia alpina y fueron modeladas por los glaciares. La erosión posterior por la acción del agua sigue actuando sobre la roca, debido a las corrientes y los procesos kársticos de disolución de la caliza se forman grietas, lapiaces y jous (depresiones).
Este es un terreno complejo en su superficie, pero también en su interior, que está surcado por una complicada red de galerías subterráneas, por las que circula el agua.
Flora y fauna de altura en Los Picos de Europa
En las grandes alturas de los Picos de Europa solamente son capaces de sobrevivir algunas especies como líquenes y pequeñas plantas alpinas, que viven en el escaso suelo de las grietas. Sobre ellas vuelan águilas reales, buitres, alimoches o córvidos, como las chovas. Desde hace unos años comparten espacio con el quebrantahuesos, que había desaparecido de los Picos de Europa y que está siendo reintroducido gracias a la labor de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, que tiene su casa-museo en Benia de Onís.
En los recorridos por estas zonas altas es frecuente ver rebecos, verdaderos equilibristas que aprovechan la vegetación que brota entre la roca y aves de interés, como gorriones alpinos, acentores, roqueros, abundantes chovas y, el más esquivo, treparriscos.
Los pastores y su ganado, indispensables en el paisaje de Los Picos de Europa
En alturas un poco menores, donde el suelo es más rico, pero aún no se pueden desarrollar los bosques, dominan los matorrales y los pastizales de montaña, aprovechados por el ganado durante el verano.
Es en estas zonas un poco más llanas, entre cumbres, donde los pastores de Onís, han ubicado sus majadas desde tiempos remotos. Zonas de vivienda temporal con cabañas de piedra y teja, donde hacen el queso Gamonéu del puerto, con la leche de sus vacas, ovejas y cabras.
Donde el clima es más amable y el terreno más fértil crecen los bosques
Según descendemos hacia los valles, en la media montaña, el clima más suave y los suelos más potentes, permiten el desarrollo de bosques templados como carbayeras, hayedos, bosques mixtos y castañedos. Aunque muchos de ellos han dado paso a matorrales, Onís aún conserva algún mágico bosque en el entorno del río Tabardín o el Casaño.
En estos bosques más frondosos habitan corzos, zorros, jabalíes y aves como los pájaros carpinteros, azores y aves nocturnas.
En las zonas bajas de los Picos de Europa, en el entorno de los ríos, hay bosques de ribera y, en las vegas, sobre todo prados para la alimentación del ganado.